Llueve, llueve sobre Valdivia
llueve sobre los bosques
sobre los techos rojos
mojando la madera
de la casa natal.
Llueve, llueve allá en Curiñanco
la señora María
mate con sopaipillas
me cuenta su alegría
y sus penas de mar.
Llueve, llueve y yo aquí en Collico
esperando el día en que el sol
venga a mi puerta a conversar.
Llueve, llueve y en Angachilla
los niños van jugando con el barro
de nuestra población...
haciendo el pan.
Llueve, llueve Antilhue en la espera
del tren con los parientes
que en cada primavera
llegan con su aguardiente
desde la capital.
Llueve, llueve en calle Picarte
y los suplementeros
van corriendo ligero
mostrando al presidente
hablando allá en Coihaique.
Llueve, llueve y los alemanes
van a comprar pescado
los viernes en el mercado fluvial.
Llueve, llueve y el Calle-Calle
habla y habla en silencio
llevándose a los muertos
hacia el mar...
a navegar.
Llueve, llueve y mi cigarrillo
solo se ha consumido
sin poderlo fumar...
llueve sobre los bosques
sobre los techos rojos
mojando la madera
de la casa natal.
Llueve, llueve allá en Curiñanco
la señora María
mate con sopaipillas
me cuenta su alegría
y sus penas de mar.
Llueve, llueve y yo aquí en Collico
esperando el día en que el sol
venga a mi puerta a conversar.
Llueve, llueve y en Angachilla
los niños van jugando con el barro
de nuestra población...
haciendo el pan.
Llueve, llueve Antilhue en la espera
del tren con los parientes
que en cada primavera
llegan con su aguardiente
desde la capital.
Llueve, llueve en calle Picarte
y los suplementeros
van corriendo ligero
mostrando al presidente
hablando allá en Coihaique.
Llueve, llueve y los alemanes
van a comprar pescado
los viernes en el mercado fluvial.
Llueve, llueve y el Calle-Calle
habla y habla en silencio
llevándose a los muertos
hacia el mar...
a navegar.
Llueve, llueve y mi cigarrillo
solo se ha consumido
sin poderlo fumar...
×