[Recitado]
Ciudad más bien
de las grandes obras del trabajo humano.
Ciudad llena de pétreos broncíneos
y coloridos murales
y monumentos.
Calles, plazas y grandes avenidas
llenas de nombres de hombres
que apuntan la nueva vida nuestra.
Justamente, me paré frente a uno de ellos
y a una revolución
que no fue
una de tantas.
[Cantado]
Todo un gran ejército camba en marcha.
¿Quién siquiera lo hubiera imaginado?
Peones y gentes humildes
de la ciudad y los pueblos
de Santa Cruz con la primera victoria
como fuego de la historia.
Con la quimera del pan y la tierra
por un mosquete en las manos resueltas
brillantes los ojos al cielo tocando
coplas de Cañoto llegaron cantando,
o trazados como banderas flameando.
Andrés Ibáñez llegaba valiente
repartiendo los chacos y los machetes,
prematuro,
socialista,
entre los desposeídos
luchando por abolir la
servidumbre
de los orientales llanos.
Así nacían los Igualitarios
levantando la igualdad con las manos
don Andrés Ibáñez, los Igualitarios
de tarde, en San Diego,
fueron fusilados
por un tal Villegas,
general villano.
Pero entre los cimbreantes cañaverales
y también en las fábricas y el cemento;
entre blancos vastos algodonales
y también en la maquinaria y escuelas.
En los brazos del zafrero
¡cada día!
los maestros y estudiantes
¡cada día!
en los puños del obrero
¡cada día!
de Cañoto y su guitarra
¡cada día!
resucita la esperanza
¡cada día!
Igualitaria
liberadora
socialista
¡cada día!
Igualitaria
¡cada día!
liberadora
¡cada día!
socialista
¡cada día!
resucita
¡cada día!
la esperanza
¡cada día!
igualitaria
¡cada día!
Ciudad más bien
de las grandes obras del trabajo humano.
Ciudad llena de pétreos broncíneos
y coloridos murales
y monumentos.
Calles, plazas y grandes avenidas
llenas de nombres de hombres
que apuntan la nueva vida nuestra.
Justamente, me paré frente a uno de ellos
y a una revolución
que no fue
una de tantas.
[Cantado]
Todo un gran ejército camba en marcha.
¿Quién siquiera lo hubiera imaginado?
Peones y gentes humildes
de la ciudad y los pueblos
de Santa Cruz con la primera victoria
como fuego de la historia.
Con la quimera del pan y la tierra
por un mosquete en las manos resueltas
brillantes los ojos al cielo tocando
coplas de Cañoto llegaron cantando,
o trazados como banderas flameando.
Andrés Ibáñez llegaba valiente
repartiendo los chacos y los machetes,
prematuro,
socialista,
entre los desposeídos
luchando por abolir la
servidumbre
de los orientales llanos.
Así nacían los Igualitarios
levantando la igualdad con las manos
don Andrés Ibáñez, los Igualitarios
de tarde, en San Diego,
fueron fusilados
por un tal Villegas,
general villano.
Pero entre los cimbreantes cañaverales
y también en las fábricas y el cemento;
entre blancos vastos algodonales
y también en la maquinaria y escuelas.
En los brazos del zafrero
¡cada día!
los maestros y estudiantes
¡cada día!
en los puños del obrero
¡cada día!
de Cañoto y su guitarra
¡cada día!
resucita la esperanza
¡cada día!
Igualitaria
liberadora
socialista
¡cada día!
Igualitaria
¡cada día!
liberadora
¡cada día!
socialista
¡cada día!
resucita
¡cada día!
la esperanza
¡cada día!
igualitaria
¡cada día!
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