Aquí ya hemos terminado amigo mío, se acabó.
Acércate, dame un abrazo, que este infierno remitió.
Esperadme aquí un momento, y cuidad de esta posición.
Comprobaré que terminamos la misión.
Fue acabar estas palabras y nadie le volvió a ver.
Después de aquella victoria, sólo un loco coronel,
renunciaría una gloria que él jamás logró entender.
Eligió cargar su arma con un clavel.
Cuando los demás dormían se escapaba a la cantina.
Y llorando le contaba una mujer.
Que si el honor y la victoria vale más que las personas,
es que no hemos aprendido nada.
De las lágrimas que visten tu cara,
de la tristeza que esconden tus miradas,
de la vergüenza que siente mi alma.
Cuando nadie canta esta canción,
en la que digo que no me da la gana,
de hacer como que no sé nada
de cada vida que se marcha, sin decir adiós.
Después de cada batalla, se encogía su corazón.
Él debía mostrar orgullo cuando sólo sentía dolor.
Preguntaba siempre al cielo ¿que no había ganado qué?.
Pero nunca nadie supo responder.
Cuando los demás dormían se escapaba a la cantina
y llorando le contaba una mujer
que si el honor y la victoria vale más que las personas,
es que no hemos aprendido nada.
De las lágrimas que visten tu cara,
de la tristeza que esconden tus miradas,
de la vergüenza que siente mi alma.
Cuando nadie canta esta canción,
en la que digo que no me da la gana,
de hacer como que no sé nada,
de cada vida que se marcha, sin decir adiós.
De las lágrimas que visten tu cara.
De la tristeza que esconden tus miradas.
De la vergüenza que siente mi alma.
Cuando nadie canta esta canción,
en la que digo que no me da la gana,
de hacer como que no sé nada.
De cada vida que se marcha, sin decir adiós, sin decir adiós.
Acércate, dame un abrazo, que este infierno remitió.
Esperadme aquí un momento, y cuidad de esta posición.
Comprobaré que terminamos la misión.
Fue acabar estas palabras y nadie le volvió a ver.
Después de aquella victoria, sólo un loco coronel,
renunciaría una gloria que él jamás logró entender.
Eligió cargar su arma con un clavel.
Cuando los demás dormían se escapaba a la cantina.
Y llorando le contaba una mujer.
Que si el honor y la victoria vale más que las personas,
es que no hemos aprendido nada.
De las lágrimas que visten tu cara,
de la tristeza que esconden tus miradas,
de la vergüenza que siente mi alma.
Cuando nadie canta esta canción,
en la que digo que no me da la gana,
de hacer como que no sé nada
de cada vida que se marcha, sin decir adiós.
Después de cada batalla, se encogía su corazón.
Él debía mostrar orgullo cuando sólo sentía dolor.
Preguntaba siempre al cielo ¿que no había ganado qué?.
Pero nunca nadie supo responder.
Cuando los demás dormían se escapaba a la cantina
y llorando le contaba una mujer
que si el honor y la victoria vale más que las personas,
es que no hemos aprendido nada.
De las lágrimas que visten tu cara,
de la tristeza que esconden tus miradas,
de la vergüenza que siente mi alma.
Cuando nadie canta esta canción,
en la que digo que no me da la gana,
de hacer como que no sé nada,
de cada vida que se marcha, sin decir adiós.
De las lágrimas que visten tu cara.
De la tristeza que esconden tus miradas.
De la vergüenza que siente mi alma.
Cuando nadie canta esta canción,
en la que digo que no me da la gana,
de hacer como que no sé nada.
De cada vida que se marcha, sin decir adiós, sin decir adiós.
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