Para la libertad
Joan Manuel SerratIl testo completo della poesia "El Herido" di Miguel Hernández | |
PER LA LIBERTÀ Per la libertà sanguino, lotto e continuo a vivere. Per la libertà, i miei occhi e le mie mani, come un albero carnale, generoso e prigioniero, le consegno ai chirurghi. Per la libertà, sento d'avere nel petto più cuori che grani di sabbia. Schiumano le mie vene e entro negli ospedali, entro nelle bende di cotone come in candidi gigli. Perché dove compariranno orbite d'occhi vuote lei porrà due pietre per lo sguardo futuro e farà crescere nuove braccia e nuove gambe nella carne devastata. Germoglierà di nuovo l'energia a colpi d'ala, senza autunno, reliquie del mio corpo che perdo a ogni ferita. Perché sono come l'albero strappato: rigermoglio e ancora ho vita. | EL HERIDO Para el muro de un hospital de sangre. I Por los campos luchados se extienden los heridos. Y de aquella extensión de cuerpos luchadores salta un trigal de chorros calientes, extendidos en roncos surtidores. La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo. Y las heridas sueñan, igual que caracolas, cuando hay en las heridas celeridad de vuelo, esencia de las olas La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega. La bodega del mar, del vino bravo, estalla allí donde el herido palpitante se anega, y florece y se halla. Herido estoy, miradme: necesito más vidas. La que contengo es poca para el gran cometido de sangre que quisiera perder por las heridas. Decid quién no fue herido. Mi vida es una herida de juventud dichosa. ¡Ay de quien no está herido, de quien jamás se siente herido por la vida, ni en la vida reposa herido alegremente! Si hasta a los hospitales se va con alegría, se convierten en huertos de heridas entreabiertas, de adelfos florecidos ante la cirugía de ensangrentadas puertas. II Para la libertad sangro, lucho, pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos. Para la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas, y entro en los hospitales, y entro en los algodones como en las azucenas. Para la libertad me desprendo a balazos de los que han revolcado su estatua por el lodo. Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos, de mi casa, de todo. Porque donde unas cuencas vacías amanezcan, ella pondrá dos piedras de futura mirada, y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne talada. Retoñarán aladas de savia sin otoño reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida. |