Il Pescatore
Fabrizio De AndréTraduzione spagnola in versione poetica, rimata, cantabile di... | |
EL PESCADOR A la sombra del ultimo sol Estaba somnoliento un pescador y tenia un surco a lo largo de la cara como una especie de sonrisa. Vino a la playa un asesino, dos ojos grandes de niño, dos ojos enormes de miedo, eran los espejos de una aventura. Y pidió al viejo "dame el pan", "tengo poco tiempo y demasiada hambre" y pidió al viejo "dame el vino", "tengo sed y soy un asesino ". Los ojos abrió el viejo al día, no miró tampoco alrededor, pero vertió el vino y partió el pan para quien decía "tengo sed, tengo hambre" Y fue el calor de un momento entonces camino de nuevo hacia el viento, delante de los ojos todavía el sol, a su espalda un pescador. A su espalda un pescador y la memoria es ya dolor, es ya el pesar de un abril jugado a la sombra de un patio. Vinieron en silla dos gendarmes, vinieron en silla con las armas, preguntaron al viejo si por allá cerca había pasado un asesino. Pero a la sombra del ultimo sol estaba somnoliento un pescador y tenía un surco a lo largo de la cara como una especie de sonrisa y tenía un surco a lo largo de la cara como una especie de sonrisa. | EL PESCADOR A la postrera sombra del sol se adormeció un pescador y por la cara un surco tenía que a una mueca se parecía. Vino a la playa un asesino con ansiedad por su destino, con ojos grandes de criatura, eran espejos de una aventura. Le dijo al viejo: “Dame pan, tengo hambre y estoy en afán”, le dijo al viejo: “Dame vino, tengo sed, soy un asesino”. Abrió los ojos el pescador, no miró ni a su alrededor, pero dio el vino y partió el pan al que tenía hambre, sed y afán. Y fue el calor de ese momento, luego de nuevo hacia el viento, ante sus ojos siempre el sol, tras de su espalda un pescador. Tras de su espalda un pescador y la memoria ya es dolor, es la añoranza de un abril allá a la sombra, en un redil. Ahí vinieron dos gendarmes con los caballos y las armas, le preguntaron si por acaso fue un asesino allí de paso. Y a la postrera sombra del sol se adormeció el pescador y por la cara un surco tenía que a una mueca se parecía. Y por la cara un surco tenía que a una mueca se parecía. |