Cuando era niño por tradición a la iglesia fui a parar
me hicieron tener miedo con el cuento del cielo y el infierno,
porque todas la noches debía rezar para poder soñar,
sino el mismísimo buen Dios al infierno me iba a mandar,
por hereje, como en la época de la santa inquisición,
cuando quemaban a las mujeres lujuriosas por su pasión,
a los que desobedecían los dogmas del vaticano
los torturaban y después dicen que todos somos hermanos,
Me llevaban convencido a la siniestra casa de Dios
había más niñas y niños en la misma situación que yo,
estábamos confundidos, asustados, manipulados
con los cerebros lavados, planchados, bien almidonados,
caras de susto y de disgusto junto a hipócritas adultos,
santos duros en muros reinando en un silencio oscuro,
conjuro del órgano y el eco de esa voz farsante
que cada domingo de la Biblia leía las mismas partes.
Me engañaron diciéndo que Dios me perdonaba
si a un cura pajero en un confesionario mis pecados le contaba,
intermediario entre Dios y yo que sádica forma oscura
de los curas caraduras sembrar su amor con la tortura,
Sometido a memorizar oraciones en mi tierna edad,
Obligado a recitar lo inculcado hasta la saciedad
los diez mandamienten, su culpa, mi culpa y la de su padre,
susurraba en voz baja sufriendo como un cobarde,
Las raras palabras macabras que ni siquiera entendía,
Ni sentía,,,, en la soledad de mi cama repetía,
sino a Dios lo defraudaría, se enojaría, me castigaría,
haría que mi vida en el purgatorio sea una porquería,
Así mi religiosa infancia transcurría, asustado,
Confundido, mal dormido con mis ojos estropeados,
Un zombie ambulante que por las noche le pide a Dios,
como un débil corderito frente la boca del lobo feroz.
Dios esta dentro tuyo, porque vos sos Dios
prendete un avela y rezate a vos mismo.
me hicieron tener miedo con el cuento del cielo y el infierno,
porque todas la noches debía rezar para poder soñar,
sino el mismísimo buen Dios al infierno me iba a mandar,
por hereje, como en la época de la santa inquisición,
cuando quemaban a las mujeres lujuriosas por su pasión,
a los que desobedecían los dogmas del vaticano
los torturaban y después dicen que todos somos hermanos,
Me llevaban convencido a la siniestra casa de Dios
había más niñas y niños en la misma situación que yo,
estábamos confundidos, asustados, manipulados
con los cerebros lavados, planchados, bien almidonados,
caras de susto y de disgusto junto a hipócritas adultos,
santos duros en muros reinando en un silencio oscuro,
conjuro del órgano y el eco de esa voz farsante
que cada domingo de la Biblia leía las mismas partes.
Me engañaron diciéndo que Dios me perdonaba
si a un cura pajero en un confesionario mis pecados le contaba,
intermediario entre Dios y yo que sádica forma oscura
de los curas caraduras sembrar su amor con la tortura,
Sometido a memorizar oraciones en mi tierna edad,
Obligado a recitar lo inculcado hasta la saciedad
los diez mandamienten, su culpa, mi culpa y la de su padre,
susurraba en voz baja sufriendo como un cobarde,
Las raras palabras macabras que ni siquiera entendía,
Ni sentía,,,, en la soledad de mi cama repetía,
sino a Dios lo defraudaría, se enojaría, me castigaría,
haría que mi vida en el purgatorio sea una porquería,
Así mi religiosa infancia transcurría, asustado,
Confundido, mal dormido con mis ojos estropeados,
Un zombie ambulante que por las noche le pide a Dios,
como un débil corderito frente la boca del lobo feroz.
Dios esta dentro tuyo, porque vos sos Dios
prendete un avela y rezate a vos mismo.
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